La economía de la zona del euro creció ligeramente en el tercer trimestre, y se mantiene a flote,principalmente gracias a las locomotoras de la UE, Francia y Alemania.
El PIB de la region creció un 0,2 por ciento entre julio y septiembre, en comparación con los tres meses anteriores, de acuerdo con Eurostat, LA oficina de estadística de la Unión Europea.
El gran riesgo al que se enfrenta Europa es que este crecimiento tan anémico amenaza con no bastar para frenar la espiral del crecimiento de la deuda, sin un crecimiento sostenible y sostenido la deuda no podrá bajar.
A modo de referencia, la economía de EE.UU. creció un 0,6 por ciento en el tercer trimestre de este ejercicio, mientras que la economía japonesa creció un 1,5 por ciento.
Alemania, la locomotora de la zona euro parece tener cuerda, creció un 0,5% frente al 0,3% del ejercicio anterior y gracias a sus exportaciones a países de la fuera de la zona euro.
El crecimiento francés siguió manteniendose en el tercer trimestre, pero ante la presión sobre sus bancos y sobre la deuda del estado no se espera que dure mucho.
España, uno de los más endeudados, tiene una tasa de desempleo preocupante del 22,6 por ciento, según datos de Eurostat. Ese nivel se ha visto agravado por la agresiva política de austeridad del gobierno. El paro, sumado al nulo crecimiento, dificultan al ejecutivo cumplir con los compromisos adquiridos con la UE.
Pero esta inestabilidad, estas dudas parecen pesar, ya no solo sobre los países más débiles sino que se está extendiendo también sobre países teóricamente más solventes como Francia y Austria.
Si la Unión no actúa de manera coordinada y contundente puede que muchos países se vean abocados a una situación financiera insostenible que les lleve a tener que aplicar medidas de ajuste más duras.

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