En 2008, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, se propuso una moneda totalmente digital, que no dependiera de ningún Estado ni Banco Central. La moneda en sí existiría únicamente en el ciberespacio y se creó una red de ordenadores encargados de realizar todo el proceso de creación de monedas a un ritmo de 25 Bitcoins cada 10 minutos; era el llamado “Bitcoin mining” (minería Bitcoin). Cada Bitcoin entonces se subdividiría en 100 millones de unidades más pequeñas que recibirían el nombre de “satoshis”.
Antes del corralito de Chipre, Bitcoin apenas había conseguido un lugar en el léxico financiero en general. Cuando en marzo de este año el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, anunció la medida en la que el estado se apoderaría de una parte de los depósitos, el pánico invadió las calles y todos los ahorradores e inversores buscaron una vía para salvar su capital. Y cuál fue la sorpresa cuando los fondos que se retiraron una vez levantado el veto se destinaron, en parte, a los ahora famosos Bitcoins, una moneda virtual previamente desconocida.
Como resultado, el valor del Bitcoin se disparó y empezó a aparecer en la jerga financiera. Más de 7500 empresas empezaron a utilizar el sistema de pago Bitcoin (BitPay) y Mt Gox se asentaba como la principal plataforma de intercambio de dicha divisa. El valor total de las monedas virtuales en circulación crecía a marchas forzadas, con sólo el Bitcoin se estimaba un valor superior a los mil millones de dólares.
Uno de los principales sucesos que marcó la evolución del Bitcoin fue tras los atentados de Boston. El 23 de abril se difundió una noticia falsa sobre un atentado en la Casablanca en la que Barack Obama había resultado herido. Automáticamente los principales índices norteamericanos se desplomaron causando pérdidas superiores a 100mil millones de dólares y, sorprendentemente, la demanda del Bitcoin experimentó un brusco aumento en el mismo instante, tal y como se puede comprobar en los siguientes gráficos.


A principios del 2013 la moneda virtual tenía un valor de 13,5 dólares, en abril, después del pánico chipriota y del “tweet crash”, subió hasta los 230 dólares y, posteriormente, descendió hasta los 110 dólares en los que cotiza actualmente.
Otro dato a tener en cuenta es que los Bitcoins no están respaldados por ningún banco central, por lo que muchos inversores lo trataban como una versión online del oro o la plata, un depósito de valor donde mantener su dinero a salvo.
A pesar de las ventajas que se intuían inicialmente con la desvinculación del Bitcoin de cualquier estado u organismo oficial, los corralitos también existen para las divisas virtuales. El pasado 20 de junio, Mt Gox anunció la suspensión de las retiradas en efectivo de dólares durante dos semanas. Esta decisión se ha tomado como consecuencia de los problemas que aparecieron la semana anterior al procesar todas las transacciones solicitadas debido al aumento considerable en los volúmenes de depósitos y retiros de efectivo.
La falta de regulación de esta divisa virtual supone una inquietud para los principales bancos centrales, ni la Reserva Federal ni el Banco Central Europeo tiene autorización para actuar sobre ella, pero sí pueden hacerlo las autoridades nacionales a través de la supervisión de las plataformas de intercambio y las cuentas bancarias con las que operan.
Cuando Mt Gox levante el veto a la retirada de efectivo se verán las consecuencias de este corralito y si realmente el Bitcoin es una divisa en la que los inversores siguen manteniendo depositada su confianza.
