Si la subida del precio del crudo no fuera suficiente azote para las cuentas de Iberia, ahora se le suma la huelga de pilotos.
Desde hace unos años las compañías aéreas tradicionales se enfrentan a un modelo de negocio que está destrozando sus márgenes y haciéndolas poco viables, sobretodo en sus rutas de medio recorrido. A la llegada de las aerolíneas de bajo coste se le unió la llegada de la alta velocidad en España por lo que Iberia fue una de las aerolíneas más castigadas. Estos dos fenómenos unidos le arrebataron prácticamente el control que antaño ostentaba sobre el transporte español.
Para responder a esta situación, Iberia, se vio obligada a reinventarse. Primero se reforzó en las rutas de larga distancia hacia Latinoamérica, el verdadero granero de la compañía, y segundo se fusionó con British Airways para ganar tamaño y así optimizar costes, dando lugar a una de las mayores empresas del sector, IAG. A pesar de ello, Iberia no podía regalar el mercado de medio recorrido europeo, por lo que lo intentó con Click Air. Esta aventura acabó demasiado pronto ya que Iberia se vió obligada a fusionar su participada con Vueling dados los pobres resultados que obtuvo la compañía.
Ahora Iberia intenta retomar el mercado de medio recorrido con un nuevo formato, Iberia Express, una compañía nueva que debería dar rápidamente alegrías a los accionistas del grupo IAG. Pero los pilotos del SEPLA parecen dispuestos a aguarle la fiesta a Iberia.
El sindicato de pilotos estima que la nueva compañía pondrá en riesgo sus puestos de trabajo a medio plazo y ha reaccionado convocando una huelga. Ni tan siquiera la mediación del exministro Manuel Pimentel ha permitido a Iberia ahorrarse la huelga. Los pilotos la llevarán a cabo realizando paros todos los lunes y viernes desde esta semana hasta el 30 de julio.
La huelga solo permitirá operar a Iberia al 60% de su capacidad durante estos días lo que supone un duro golpe para la empresa. Ello afectará directamente, tanto a la imagen, como a su cuenta de resultados en un momento difícil para la economía española y, en especial, para la aviación, donde el turismo es una de las piezas clave.
Esta huelga va a pasar factura en el corto plazo al valor de la empresa ya que sin operar vuelos difícilmente la compañía podrá presentar unos buenos resultados. Pero no hay que mirar solo en el corto plazo, la compañía necesitaba cambiar de modelo y hacer frente a empresas mucho más competitivas que ella en costes. Por ello, ha puesto sobre la mesa un modelo que podría funcionar y que podría llegar a salvar en el medio plazo las cuentas de IAG. Así que por mucho que en el medio plazo el conflicto pueda empañar los resultados y el valor de Iberia, en el medio plazo, parece que la compañía ha tomado la valiente decisión de reorientar algunas de sus líneas estratégicas. De esta manera podría ser un valor a tener muy en cuenta en el medio plazo, si el petróleo lo permite.
