Ya están lejos aquellos años en que las grandes empresas españolas contaban con financiación “infinita” para invertir en proyectos, desarrollar nuevas tecnologías y ofrecer los mejores productos a los clientes. Estamos hablando de empresas como Banco Santander, BBVA, Telefónica y compañía durante los primeros años de la primera década del 2.000.
Esta evolución a principios de esta década llevó a muchas empresas a abrir y comprar filiales y diversificar su negocio en el extranjero. Las potentes empresas, con mucho recorrido por delante, podían conseguir financiación muy barata y en gran cantidad. Las cuentas de explotación de dichas empresas podían soportar tales deudas en sus balances dado la prosperidad de sus negocios. Pero se ha llegado a un límite en el que la exposición a la deuda tanto del país como de las empresas ha llevado a la crisis que vivimos en la actualidad. Los bancos no encuentran dinero para financiar su actividad ordinaria y aún deben limpiar de sus balances el ladrillo acumulado. Las empresas no disponen de fuentes de financiación para llevar a cabo sus proyectos y crear trabajos, y las familias se quedan en paro con dificultades para saldar sus deudas. Un círculo vicioso que nos afecta a todos.
Así mismo, el precio de la deuda ha ido aumentado considerablemente durante los últimos años haciendo más difícil el acceso al dinero a empresas y familias. Ante el duro objetivo de afrontar la falta de liquidez de las grandes compañías, la mejor solución es vender, vender las filiales y el negocio del extranjero para conseguir una financiación directa. En ningún caso la venta supondría perder el poder sobre la filial, siempre serían participaciones de no control, por debajo del 51%.
Como botón de muestra Banco Santander Brasil que has sacado a bolsa un 16,21%, logrando unas plusvalías de 1.430 millones de euros, sin embargo, en este caso, la entidad destinará las plusvalías a elevar su colchón de provisiones, en previsión de crecimiento de la morosidad en su cartera crediticia y ante el endurecimiento de la regulación bancaria. Ahora Banco Santander vuelve a ser noticia ya que vuelve a hacer una OPV del 25% de su filial de México en la que prevé captar hasta 3.413 millones de euros con la salida a Bolsa. Telefónica también prevé realizar una OPV con su filial en Alemania en la que captará 1.500 millones de euros que se destinarán a reducir la deuda y ampliar la flexibilidad financiera del grupo.
Los resultados a corto plazo de estas políticas financieras son excelentes ya que la empresa se financia de manera gratuita y logra aumentar sus beneficios a golpe de plusvalías, adicionalmente no se les pide a los accionistas un mayor esfuerzo. Además, el negocio y la imagen sólida de este tipo de empresas respaldan que la OPV vaya por buen camino. También el hecho que las empresas vendan una participación de no control da seguridad a que la propia empresa aún confía en esa filial.
Por otro lado, a medio y largo plazo, estas decisiones pueden lastrar los beneficios de las empresas al reducir su participación en las filiales y hay que tener en cuenta que la mayoría de filiales de empresas españolas se encuentran en países emergentes con economías con mucho potencial o en países del extranjero más fuertes que España lo que el coste de oportunidad es ser muy elevado.
