Desde el punto álgido de la crisis de deuda en noviembre de 2011, los bonos corporativos han cosechados retornos estelares en Europa. En los últimos cinco años, el mercado de bonos en general y en particular el de deuda corporativa han experimentado cambios tremendos. El mercado de renta fija que solía estar concentrado en emisores estatales y productos estructurados también atrae hoy a muchos emisores corporativos que quieren encontrar nuevas formas de refinanciar sus actividades. Los bancos europeos están desapalancando sus balances a un ritmo acelerado y están forzando a las empresas privadas a dirigirse directamente al mercado de los inversores emitiendo bonos corporativos. El mercado de crédito europeo, que solía estar bastante menos desarrollado que su homólogo americano, está creciendo rápido y ofrece muchas oportunidades en términos de “bond picking”.
Con un el nivel tan bajo de tipos de interés para los activos libres de riesgo, los bonos corporativos ofrecen hoy un buen potencial de subida de rentabilidad pues la prima de riesgo de la clase de activo sigue siendo alta. El Bobl a cinco años emitido por Alemania ofrece cerca de un 1%, pero es posible encontrar sólidas compañías europeas que pueden pagar entre un 3% y un 5% de rentabilidad para duraciones comparables. El perfil riesgo/retorno es realmente favorable para esos emisores pues, incluso en la peor crisis crediticia desde 1930, el número de quiebras en el espacio corporativo se ha limitado a compañías altamente endeudadas y a malos modelos de negocio.
